La potencia reactiva
(y la energía reactiva) no es una potencia (energía) realmente consumida
en la instalación, ya que no produce trabajo útil debido a que su valor
medio es nulo. Aparece en una instalación eléctrica en la que existen
bobinas o condensadores, y es necesaria para crear campos magnéticos y
eléctricos en dichos componentes. Se representa por Q y se mide en
voltiamperios reactivos (VAr).
La compañía eléctrica mide la energía
reactiva con el contador (kVArh) y si se superan ciertos valores,
incluye un término de penalización por reactiva en la factura eléctrica.
La potencia activa representa
la capacidad de una instalación eléctrica para transformar la energía
eléctrica en trabajo útil: mecánica (movimiento o fuerza), lumínica,
térmica, química, etc. Esta potencia es realmente la consumida en una
instalación eléctrica. Se representa por P y se mide en vatios (W). La
suma de esta potencia activa a lo largo del tiempo es la energía activa
(kWh), que es lo que factura la compañía eléctrica (término de energía)
La potencia aparente
es la suma vectorial de las potencias activa y reactiva, según se
muestra en la siguiente figura. Se representa por S y se mide en
voltiamperios (VA). Para una tensión dada la potencia aparente es
proporcional a la intensidad que circula por la instalación eléctrica.
Dado que la potencia activa (P) es la
que define el trabajo útil en la instalación (necesidades del edificio o
planta industrial) podemos considerarla fija. Por tanto a mayor
potencia reactiva (Q) mayor potencia aparente (S) y por tanto mayor
circulación de intensidad por la instalación eléctrica.
Es decir, si en una instalación
eléctrica existe potencia reactiva (Q), hace que la intensidad que
circula sea mayor que la necesaria para el trabajo útil demandado.
Esta sobreintensidad produce:
Pérdida de potencia de sus instalaciones: estas
se diseñan para una intensidad máxima, si existe potencia reactiva, la
potencia útil (activa) máxima de la instalación disminuye.
Aumenta las pérdidas en la instalación: al aumentar la intensidad que circula por los cables, aumentan las pérdidas por efecto joule y el calentamiento de estos.
Caídas de tensión: al aumentar la intensidad aumentan las caídas de tensión, pudiendo perjudicar sus procesos o equipos.
Transformadores recargados o infrautilizados: estos están diseñados para una potencia aparente máxima, por tanto si existiera potencia reactiva estarían más cargados que si no existiese, y estarían "trabajando" más para la potencia útil (activa) demandada.
Aumenta las pérdidas en la instalación: al aumentar la intensidad que circula por los cables, aumentan las pérdidas por efecto joule y el calentamiento de estos.
Caídas de tensión: al aumentar la intensidad aumentan las caídas de tensión, pudiendo perjudicar sus procesos o equipos.
Transformadores recargados o infrautilizados: estos están diseñados para una potencia aparente máxima, por tanto si existiera potencia reactiva estarían más cargados que si no existiese, y estarían "trabajando" más para la potencia útil (activa) demandada.
Para evitar los efectos perjudiciales indicados se realiza la compensación de reactiva.
Dado que normalmente en las
instalaciones eléctricas existen más bobinas que condensadores, se
suelen usar baterías de condensadores para compensar la energía reactiva
que demandan los equipos instalados.
Ventajas de la compensación de energía reactiva son las siguientes:
Aumenta la capacidad de las líneas y transformadores instalados.
Mejora la tensión de la red.
Disminuyen las pérdidas de energía en los cables y disminuye su calentamiento.
Consigue una reducción en el coste global de la energía.
Evita penalizaciones en la factura eléctrica
Mejora la tensión de la red.
Disminuyen las pérdidas de energía en los cables y disminuye su calentamiento.
Consigue una reducción en el coste global de la energía.
Evita penalizaciones en la factura eléctrica
El sistema de gestión del
consumo eléctrico ofrecido por Imergia a sus clientes, permite el
seguimiento de la potencia y la energía reactiva, pudiendo decidir en
función de medidas reales y continuas en el tiempo si es necesaria la
compensación con baterías de condensadores, o si es necesario aumentar
la capacidad de dichas baterías en caso de que existan. También
permite detectar un mal funcionamiento o avería de la batería de
condensadores, evitando así las penalizaciones por parte de la compañía
eléctrica.
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