En primer lugar conviene dejar claro la necesidad de cuantificar la energía reactiva
aplicada a una instalación. Como sabrás, solo la potencia activa
produce trabajo en las máquinas e instalaciones, pero la existencia de
autoinducciones y capacidades en los circuitos provoca que la energía
que haya que suministrar a esa instalación sea mayor que la que
realmente consume, energía ésta, que las empresas eléctricas tienen que
producir y transportar por la red eléctrica. Así pues, aunque nuestra
instalación no produzca energía con la potencia reactiva la necesita
para su correcto funcionamiento y las eléctricas la cobran, y de qué
manera, pues la tienen que producir; esto motiva que se trate por todos
los medios de conseguir que el factor de potencia de nuestra instalación
sea lo más cercano a la unidad (cos φ = 1).
Sirva como ejemplo para ilustrar lo aquí expuesto la siguiente tabla, en
la que se ven reflejadas las penalizaciones por energía reactiva que
entraron en vigor el 1 de enero de 2010 (BOE de 31 de diciembre de
2009), en comparación con las anteriores, de 1 de julio de 2009; para
potencias contratadas superiores a 15 kW.
Cos φ | € kvar 31/12/09 |
€ kvar 01/01/10 |
Incremento |
Cos φ < 0,95 hasta 0,9 | 0,000013 | 0,041554 | 319730% |
Cos φ < 0,9 hasta 0,85 | 0,017018 | 0,041554 | 144% |
Cos φ < 0,85 hasta 0,8 | 0,034037 | 0,041554 | 22% |
Cos φ < 0,8 | 0,051056 | 0,062332 | 22% |
Ya se comentó en apartados anteriores que el vatímetro de potencia
reactiva era igual que el de activa, con la salvedad de que contaba con
resistencias calibradas. Pues bien, de igual manera ocurre con el
contador de reactiva. En la imagen se puede ver la constitución interna
de un contador monofásico de reactiva.
Imagen 36: Contador monofásico de energía reactiva.
Fuente: Elaboración propia.
|
Imagen 37: Contador trifásico de reactiva. Fuente: Elaboración propia. |
Aunque también es posible contabilizar el consumo con un contador de
activa si se modifica el conexionado interno del aparato tal y como se
indica en la imagen, siempre que se trate de redes equilibradas.
Imagen 38: Medición de energía reactiva con contador de activa en red trifásica equilibrada sin neutro. Fuente: Elaboración propia. |
Imagen 39: Medición de energía reactiva con contador de activa en red trifásica equilibrada con neutro.
Fuente: Elaboración propia.
No te descubro nada nuevo si te digo que el consumo eléctrico a lo largo
de las 24 horas del día va cambiando. Como es normal, durante los
periodos de luz la actividad de las personas y de las industrias es
mucho mayor que durante la noche. Como imaginarás las empresas
eléctricas tienen que adaptarse a esas necesidades de los consumidores.
Esto nos lleva a pensar que habrá centrales que tengan que ponerse en
funcionamiento o pararse según las exigencias del momento, o incluso
modificar su producción. Esto es más fácil decirlo que hacerlo, pues si
bien una central hidroeléctrica puede pararse o ponerse en
funcionamiento en apenas quince minutos, no ocurre lo mismo con las
centrales térmicas convencionales ni con las nucleares. Así pues, si no
pueden parar de producir, ¿qué hacer con ese exceso de electricidad? Hay
varias opciones, pero la que a nosotros nos interesa tiene que ver con
las ofertas que las eléctricas hacen para fomentar el consumo de los
periodos llamados valle, donde la demanda cae notablemente.
Si quieres conocer la producción eléctrica en tiempo real a nivel
nacional, así como el desglose de la misma según el tipo de central,
visita el siguiente enlace, es interesante.
Así pues, si existe la posibilidad de contratar distintos períodos
horarios según la tarifa de que se trate, deberemos tener un contador
capaz de medir las energías consumidas en cada tramo horario.
La constitución de un contador de tarifa múltiple es similar a la
de un contador normal, con la diferencia de tener dos o más
totalizadores en su parte visible, donde se van sumando las energías
consumidas en cada tramo horario para así aplicarles su correspondiente
tarifa. Además, se incorpora un reloj de discriminación horaria que
puede ser analógico o digital.
Básicamente, el funcionamiento del contador de tarifa múltiple
va a consistir en hacer solidario al eje de giro del contador el disco
correspondiente a cada tramo horario y anular los demás, de esta manera
en cada totalizador irá sumándose la energía consumida en cada tramo.
Para ello, se dispone en el contador de un relé que accionará al disco
correspondiente. Eso ocurrirá cuando el reloj programador (en muchos
casos es analógico y está activado por un micromotor M) lo active en
función de las horas programadas.
De la misma manera, podemos tener contadores de doble tarifa en sistemas
trifásicos, siendo la parte correspondiente al reloj y relé igual que
en la imagen arriba expuesta.
Y ya para finalizar este tema vamos a hablar de los maxímetros.
Existen instalaciones donde puede suceder que en intervalos de tiempo
muy breves se esté demandando una potencia mayor que la contratada, si
esto sucede, las compañías cobran una cantidad adicional por exceder ese
máximo.
Para determinar cuál es la potencia máxima consumida por la instalación,
tradicionalmente se han venido utilizando los maxímetros de aguja.
Estos dispositivos se
construyen formando parte de un contador de activa convencional. Unas
ruedas dentadas transmiten el movimiento del disco del contador, por
medio de un tornillo sinfín fijado a una aguja de arrastre que se
desplaza sobre una escala circular, graduada en kW. Dicha aguja de
arrastre empuja a una segunda aguja concéntrica (índice), llamada de
lectura, que
se mueve libremente en sentido creciente, y que por lo tanto se
desplaza siempre hacia valores máximos.
La aguja de arrastre se embraga y desembraga automáticamente cada 15 minutos, tiempo que se conoce como "periodo de integración del maxímetro". De esta manera, la aguja de arrastre se desplaza hacia valores máximos cada periodo de integración, empujando a la aguja índice, y al final de cada período la aguja queda desembragada, volviendo a la posición cero de la escala. Transcurridos unos segundos, la aguja de arrastre es embragada nuevamente, iniciándose un nuevo período de integración. Es así como la aguja lectora indica el valor máximo alcanzado durante todos los periodos de integración comprendidos entre dos lecturas. Mensualmente un empleado de la empresa suministradora, anotará el valor máximo registrado, poniendo a cero las agujas lectora y la de arrastre, que quedarán precintadas hasta el mes siguiente. |
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