martes, 12 de abril de 2016

EL CULTIVO DE LA LAMENDRA EN EL SUR DE ESPAÑA

El cultivo del almendro cuenta con una gran superficie y tradición en Andalucía. La mayoría de las plantaciones tradicionales son marginales, ubicadas en zonas con graves limitaciones edafoclimáticas y en secano. El incremento del precio de la almendra, debido al aumento del consumo, ha hecho del almendro uno de los cultivos más rentables, propiciando el incremento de superficie. Esta expansión del cultivo se está dando tanto en las zonas tradicionales como en otras que no lo eran, normalmente bajo buenas condiciones de cultivo y puesta en riego.
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Superficie, distribución e importancia socioeconómica

España es el país que cuenta con mayor superficie cultivada de almendro, siendo Andalucía, con unas 150.000 ha, la región de mayor implantación. Cabe destacar que la superficie almendrícola andaluza está muy localizada en las provincias de Granada y Almería (cuadro 1). El cultivo del almendro en Andalucía tiene una gran tradición e importancia, siendo la segunda especie frutal, detrás del olivar, en superficie. Si bien se trata, en su gran mayoría, de plantaciones marginales con escasa rentabilidad, tiene gran relevancia socioeconómica pues suele estar enclavado en zonas deprimidas con escasas alternativas de cultivo o de otras actividades económicas.
A este cultivo tradicional se está sumando en los últimos años un cultivo intensivo, ubicado en zonas sin serias limitaciones edafoclimáticas y con riego, que está alcanzando un alto nivel productivo y de rentabilidad.
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Cuadro 1. Superficie cultivada de almendro en las provincias andaluzas y regiones españolas. Fuente: Elaboración propia a partir del Anuario de Estadística del Magrama 2014.

Tipología de las plantaciones

Debido a la elevada superficie y demarcación geográfica abarcada, con grandes diferencias en las condiciones edafoclimáticas y sistemas de cultivo, existe una gran diversidad entre las plantaciones. Para Andalucía, al igual que casi para el resto de España, podríamos diferenciar tres grandes grupos de tipos de plantaciones: tradicional marginal, secano y las nuevas plantaciones en riego (figura 1).
Las plantaciones marginales de almendro son las predominantes, pudiendo suponer más del 60% de la superficie actualmente cultivada. El carácter de marginalidad viene dado por las malas condiciones del medio físico. Son muy frecuentes las altas pendientes, que dificultan la mecanización del cultivo; elevadas altitudes, por lo que son habituales las pérdidas de cosecha por helada; suelos poco fértiles y de escasa profundidad; régimen de lluvias bajo; etc. Bajo estas condiciones las producciones son muy bajas, no superando los 150 kg/ha de almendra grano.
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Figura 1. Tipología de las plantaciones: marginal (izquierda), secano (centro), riego (derecha).
También inciden negativamente otros aspectos de tipo estructural, como la edad avanzada de los propietarios y la falta de relevo generacional, la pequeña dimensión de las explotaciones y el alto grado de parcelación. Para mejorar la rentabilidad en este tipo de cultivo, hay que hacer un especial hincapié en la diferenciación y búsqueda de valor añadido. En este sentido, está teniendo una gran difusión el cultivo ecológico. Sin embargo, la viabilidad y continuidad de las plantaciones de almendro marginales dependerá de la cuantía de las ayudas institucionales que perciban y, a pesar de ello, una cantidad considerable podrían desaparecer.
En las plantaciones en secano las condiciones del medio no son las ideales para el cultivo, pero sin llegar a los niveles extremos del cultivo marginal. Este cultivo en secano se localiza principalmente en las zonas tradicionales, aunque también se está poniendo en las nuevas áreas de expansión del cultivo. Los niveles productivos suelen oscilar entre 300-500 kg ha-1 de almendra grano, si bien, bajo buenas condiciones de suelo, lluvia y un adecuado manejo, pueden situarse sobre los 1.000. El futuro que se prevé para este tipo de plantaciones es bueno, experimentando un incremento de la superficie.
Tradicionalmente el cultivo del almendro en España, y en toda la Cuenca Mediterránea, ha sido en secano. Por el contrario, en países de más reciente implantación, como Estados Unidos o Australia, su cultivo es en riego (con dotaciones que pueden superar los 8.000 m3/ha y año) y sin limitaciones del medio físico. En estas condiciones óptimas se están alcanzando niveles productivos del orden de los 2.500 kg ha-1 de almendra grano.
En Andalucía durante los últimos años se está incrementando considerablemente el riego del almendro, aunque su superficie todavía es muy pequeña, no superando el 5% del total. Destacar que la mayoría de estas nuevas plantaciones en riego se están poniendo en explotaciones y comarcas sin tradición para este cultivo. Normalmente se trata de riegos deficitarios, con dotaciones inferiores a los 2.500 m3/ha y año. Bajo estas condiciones se están consiguiendo niveles productivos sobre los 1.000-1.500 kg/ha de almendra grano, con un alto grado de rentabilidad, lo que está propiciando una considerable expansión, Arquero et al., 2013.
En cuanto a sistemas de cultivo, la mayoría de la superficie se encuentra en convencional, si bien el ecológico tiene una gran implantación (con más de 30.000 ha). Recientemente se ha aprobado en Andalucía el Reglamento de Producción Integrada para el almendro (Navarro et al., 2013), siendo de prever que tenga una buena aceptación por parte de los agricultores.

Criterios de diseño y ejecución de la plantación

Las densidades y marcos de plantación se fijan teniendo en cuenta, principalmente, las disponibilidades de agua del medio, las dimensiones de la maquinaria utilizada en el manejo del cultivo, el vigor del material vegetal empleado y el potencial de crecimiento vegetativo. Las densidades suelen oscilar entre los 150 y 350 árboles ha-1, con calles de 6-9 m y distancias entre árboles dentro de la fila de 5-8 m. En zonas con precipitaciones muy bajas el marco es algo mayor para que los árboles puedan explorar un mayor volumen de terreno; también cuando el vigor y desarrollo vegetativo son altos, se aumenta la anchura de la calle para que no se dificulte el tránsito de la maquinaria.
Desde hace dos o tres años se han puesto algunas plantaciones, la mayoría a nivel experimental, de alta densidad y superintensivas. Este equipo de trabajo tiene implantados diferentes ensayos (figura 2) para evaluar distintas densidades de plantación (238, 555, 1.000 y 2.381 árb/ha), en los que se está analizando el comportamiento de diferentes patrones y variedades, así como los criterios de manejo (sistema de formación, poda, recolección, etc.) más apropiados para estas plantaciones de alta densidad.
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Figura 2. Ensayo de densidades de plantación en almendro.
En las nuevas plantaciones la preparación del terreno suele hacerse correctamente, dando una labor profunda con subsolador y posteriores labores superficiales. En parcelas de cierta dimensión, el replanteo y ejecución de la plantación se hace mecánicamente, utilizando maquinaria dotada de sistemas GPS.
Para la plantación se utilizan plantones injertados comprados en vivero, disponibles tanto a raíz desnuda como en cepellón. El plantón a cepellón tiene más versatilidad en cuanto a fecha de plantación, mientras que el de raíz desnuda suele tener un mayor tamaño, lo que facilita y adelanta la formación del árbol, Arquero et al., 2013.

Material vegetal

Patrones: tradicionalmente se ha utilizado como patrón el franco de almendro, tanto amargo como dulce, y dentro de éste la variedad ‘Garrigues’ es la más empleada. En la última década del siglo anterior se empezaron a utilizar los patrones híbridos de almendro x melocotonero, sobre todo el GF-677. El comportamiento de los patrones no está lo suficientemente analizado y genera mucha polémica. La única ventaja contrastada del patrón franco de almendro respecto del híbrido es su mayor resistencia al gusano cabezudo, aunque no es totalmente resistente, por lo que no sería la solución total para esta plaga. Tenemos planteados diferentes ensayos de patrones de almendro (francos de almendro, melocotonero, ciruelo e híbridos) bajo diferentes condiciones (riego, secano, suelos arcillosos, calizos, etc.), para dar luz a este aspecto del cultivo al que no se le ha prestado la importancia debida.
En general, los patrones híbridos están mostrando mejor comportamiento que los francos de almendro, por lo que en la actualidad son los más utilizados. Los más habituales son el GF-677 y, en suelos con presencia de nematodos, el Garnen.
Variedades: las más implantadas fueron las tradicionales españolas ‘Desmayo largueta’ y ‘Marcona’, de floración extratemprana y temprana, respectivamente. Su adelantada fecha de floración hace que se produzcan daños por heladas con mucha frecuencia, ya que gran parte de la superficie cultivada está en zonas de elevada altitud. Ambos cultivares son autoincompatibles, lo que exige la existencia de, como mínimo, otra variedad coincidente en el momento de floración y la presencia de abejas para que se dé la polinización cruzada.
Con relativa frecuencia, la elección de cultivares en plantaciones plurivarietales autoincompatibles no es la adecuada, dándose un desfase entre las fechas de floración. Así mismo, en las plantaciones tradicionales no se colocan colmenas y la población de abejas silvestres ha bajado considerablemente. Todo ello repercute muy negativamente en el nivel productivo de las plantaciones.
La introducción de nuevas variedades (la mayoría procedentes de planes de mejora españoles y franceses) a finales del siglo anterior, supuso un cambio radical en el cultivo. Casi la totalidad de las nuevas plantaciones se hacen con estas variedades y son muchas las plantaciones viejas de floración temprana que se han reinjertado con ellas. Estas variedades son de floración tardía y extratardía (figura 3), lo que ha hecho disminuir considerablemente las pérdidas de cosecha por heladas. Al tener un comportamiento agronómico mejor que las tradicionales de floración temprana también son las utilizadas en zonas sin riesgo de heladas.
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Figura 3. Fechas de floración de las principales variedades de almendro. Campo de ensayo de Cúllar (Granada), año 2013.
La mayoría de estos nuevos cultivares presentan el carácter de autogamia (autofertilidad), lo que permite realizar plantaciones monovarietales y asegurar cierto nivel productivo aún sin presencia de abejas. Sin embargo, para plantaciones de mediana/gran extensión es aconsejable poner más de una variedad, aunque sean autofértiles, además de colocar colmenas. Para variedades coincidentes en su fecha de floración pueden darse grandes diferencias sobre el momento de la maduración (Lovera et al., 2015), que deberá de tenerse en cuenta para una correcta planificación de la recolección.
Para el estudio de las principales variedades de floración tardía establecimos, en el año 2000, una red de campos formada por cuatro ubicaciones (Antequera-Málaga, Chirivel-Almería, Córdoba-Córdoba y Huéneja-Granada), que recoge gran parte de la variabilidad que podemos encontrar, en Andalucía y en España, respecto en las condiciones edafoclimáticas y sistemas de cultivo. En los cuadros 2 y 3 se recogen los resultados obtenidos para el nivel productivo y las características del fruto, respectivamente.
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Cuadro 2. Nivel productivo de las principales variedades de almendro de floración tardía. Resultados de la red de variedades de cuatro ubicaciones (Antequera-Málaga, Chirivel-Almería, Córdoba-Córdoba y Huéneja-Granada) en el periodo 2005-2015.
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Cuadro 3. Características del fruto de las principales variedades de almendro de floración tardía. Resultados de la red de variedades de cuatro ubicaciones (Antequera-Málaga, Chirivel-Almería, Córdoba-Córdoba y Huéneja-Granada) en el periodo 2005-2015.
En los últimos años se han registrado una serie de nuevas variedades por parte de los tres Centros Públicos españoles (Cebas, Cita e Irta), que realizan mejora en almendro. Para evaluar estos cultivares se plantaron unos campos de ensayo en el año 2011, por lo que los datos de que disponemos en estos momentos son escasos y de poca consistencia. Con objeto de proporcionar cierta información sobre estos cultivares, en los cuadros 4 y 5 se recogen sus principales características facilitadas por los respectivos obtentores y referenciadas a la variedad ‘Guara’.
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Cuadro 4. Características de las nuevas variedades españolas de floración tardía y extratardía. Nota: Datos facilitados por los respectivos obtentores: IRTA (Francisco Vargas), CITA (Rafael Socías) y CEBAS (Federico Dicenta). La variedad Guara ha sido catalogada por el IFAPA.
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Cuadro 5. Características productivas de las nuevas variedades españolas de floración tardía y extratardía. Nota: Datos facilitados por los respectivos obtentores: IRTA (Francisco Vargas), CITA (Rafael Socías) y CEBAS (Federico Dicenta). La variedad Guara ha sido catalogada por el IFAPA.

Sistemas de formación y poda

El sistema de formación más adecuado y utilizado para el almendro es el vaso, existiendo diferentes tipos (pisos, helicoidal, libre, etc.), así como distintas intensidades de poda. La estructura básica del vaso de pisos está formada por un conjunto equilibrado, constituido por 2-3 ramas primarias, también llamadas principales o brazos, unidas directamente al tronco en la zona denominada ‘cruz’. A lo largo de las primarias se insertan, de forma sistemática, las ramas secundarias o pisos y sobre estas las ramas terciarias. El conjunto de las ramas primarias, secundarias y terciarias, constituyen lo que se conoce como armazón o esqueleto de la copa.Las ramas fructíferas se insertan en las ramas secundarias y terciarias, y en ellas se localizan las hojas y los órganos reproductivos. Por tanto, mediante el sistema de formación y poda habrá que favorecer el desarrollo de estas ramas fructíferas. La altura de la cruz suele situarse entre 90-110 cm del suelo, para facilitar la recolección mecanizada mediante vibrador de tronco con paraguas invertido.
Para la elección de las ramas primarias hay que tener en cuenta una serie de consideraciones básicas. Se ha de procurar que no se inserten justo a la misma altura del tronco y que su ángulo de inserción sea de unos 45º. Tiene que existir la adecuada separación entre las ramas principales para permitir una buena ramificación.
Para la selección de las ramas secundarias habrá que considerarse los siguientes aspectos: la primera rama secundaria debe dejarse como mínimo a unos 30-50 cm del tronco; dentro de una misma rama primaria, la distancia entre pisos ha de ser de unos 50-80 cm, para que no se interfieran entre ellas. El ángulo de inserción de las ramas secundarias con las primarias debe ser de unos 45º.
En el almendro, como en el resto de frutales, se están imponiendo los sistemas de formación libres (figura 4), con estructuras menos estrictas y jerarquizadas, practicando intervenciones de poda más ligeras. Con ello se pretende acortar el periodo improductivo y reducir la dificultad y costes de la poda, realizándose lo que se denomina una mínima poda o poda larga. Sin embargo, es esencial llevar a cabo una adecuada poda de formación durante los 2-3 primeros años para conseguir una buena estructura y, a partir de ello, se puede empezar a realizar una poda mínima.
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Figura 4. Árbol formado en sistema de formación en vaso libre, con poda severa en los dos primeros años.
Los criterios de poda se deberán de adecuar a las características particulares de cada plantación, en especial a los siguientes factores: características del material vegetal, diseño de plantación, sistemas de cultivo, condiciones medioambientales y dimensión de la explotación.
Los hábitos vegetativos de la variedad (porte y grado de vegetación) suele ser el factor más determinante del tipo de poda. En los cultivares con porte muy abierto y tendencia al arqueamiento de las ramas, así como con bajo grado de ramificación, habrá que efectuar cortes de rebaje durante los 1-3 primeros años para dar solidez a las ramas estructurales y forzar su ramificación. En el cuadro 6 se recoge los resultados de un estudio que hemos realizado sobre la facilidad y criterios de poda de las principales variedades de almendro (Arquero et al., 2008).
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Cuadro 6. Facilidad de poda de las principales variedades de almendro.

Manejo del suelo

En la práctica totalidad de las plantaciones tradicionales se realiza un manejo del suelo mediante laboreo tradicional. En la mayoría de los casos este laboreo es excesivo, tanto por el número de labores como por la profundidad de las mismas.
Por el contario, en las nuevas plantaciones en riego se suele ejecutar un sistema mixto (figura 1-derecha), con suelo desnudo bajo copa (aplicando herbicidas) y una cubierta vegetal en el centro de la calle. Normalmente las cubiertas son de gramíneas (espontáneas o sembradas) y su control se hace mecánica o químicamente.

Fertilización y riego

En las plantaciones tradicionales la fertilización, al igual que las demás prácticas culturales, no se practica con la frecuencia y forma adecuadas. Si bien, la mayor rentabilidad del cultivo en los últimos años está propiciando una mejor fertilización del almendro. Por el contrario, en las nuevas plantaciones suelen seguirse unos criterios técnicos para establecer el plan de abonado, teniéndose en cuenta las propiedades físicas y químicas del suelo, la carga de cosecha y el estado nutritivo del árbol, fijado por el análisis foliar del mes de julio.
La mayoría de las nuevas plantaciones en riego no disponen de las dotaciones de agua máximas que requiere el almendro. Por tanto, son muy habituales riegos deficitarios, de 1.000-3.000 m3/ha y año, con estrategia de aplicación controlada, reduciendo la aportación de agua en mayor medida en los periodos no críticos de julio-agosto. El sistema de riego es por goteo localizado, tanto en superficie como enterrado, los goteros suelen ser de bajo caudal (1-2 l/hora) colocados a una distancia inferior a 1 m, para que se junte los bulbos mojados, siendo también habitual poner 2 líneas de goteo por fila a partir del 2-3 año, todo ello con el objetivo de aumentar la superficie de suelo mojada.

Plagas y enfermedades

Las plagas más habituales que afectan al cultivo del almendro en Andalucía son: pulgón verde (Myzus persicae), mosquito verde (Empoasca vitis), falso tigre (Monosteira unicostata), anarsia (Anarsia lineatella), orugueta (Aglaope infausta), gusano cabezudo (Capnodis tenebrionis) y barrenillo (Scolytus amygdali).
De todas ellas, la más preocupante actualmente es el gusano cabezudo. Su presencia no es generalizada, como el resto de plagas citadas, sino zonal, pero la gravedad de los daños ocasionados (muerte de árboles afectados) y la dificultad para su control (escasez de materia activas autorizadas que sean eficaces y limitación del número de aplicaciones), la han convertido en uno de los principales problemas que tiene el cultivo. Además, en los últimos años se observa una mayor incidencia de esta plaga, debido, en nuestra opinión, al aumento de las plantaciones en ecológico y al abandono de las marginales, en las cuales no se lleva a cabo ningún control sobre esta plaga.
Las enfermedades más frecuentes en las zonas tradicionales son: moniliosis (Monilia laxa), mancha Ocre (Polystigma ochraceum), cribado (Stigmina carpophila) y lepra (Taphrina deformans). La más frecuente de ellas quizás sea la mancha ocre, aunque es la moniliosis la que provoca más daños en pérdida de cosecha, al afectar directamente a las flores y frutos recién cuajados, Ollero et al., 2016.
Muchas de las nuevas zonas de expansión del almendro presentan una humedad ambiental muy superior al de las zonas tradicionales, lo que está propiciando la presencia de enfermedades hasta ahora inéditas en Andalucía. Entre ellas cabe destacar: roya (Tranzschella pruni-spinosae), antracnosis (Colletotrichum acutatum), podredumbre radical de Fitoftora (Phytophthora spp.) y verticilosis (Verticillium dahliae). En la literatura se cita al chancro de ramas (Phomopsis (=Fusicoccum) amydali.) como una de las enfermedades más graves del almendro, si bien en Andalucía tiene escasa presencia.
La incidencia de enfermedades está suponiendo uno de los principales problemas de las nuevas plantaciones. Este equipo lleva a cabo diferentes estudios para evaluar la susceptibilidad varietal (Ollero et al., 2016) así como de métodos de control químico. También hemos colaborado con el Ministerio de Agricultura Español en la elaboración de la publicación ‘Guía de gestión integrada de plagas del almendro’

Recolección

Actualmente el sistema generalizado para la recolección de la almendra es mediante vibrador de tronco, que lleva incorporado un paraguas invertido para recepcionar la almendra derribada, y una peladora que elimina la corteza verde.
En las plantaciones en riego con un alto nivel productivo o diseñadas en caballón, este sistema presenta serias limitaciones. Para estas situaciones se están poniendo a punto otros sistemas de recolección, derribando el fruto sobre mantones o bien al suelo, etc. En las zonas olivareras se están adaptando los sistemas utilizados para la recolección del olivo, lo que permitiría una mejor amortización de la maquinaria, aunque el rendimiento fuese inferior (figura 5).
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Figura 5. Recolección de la almendra mediante un sistema utilizado para el olivar.

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