La
Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y
Alimentación (Sagarpa) otorga la certificación Tipo Inspección Federal
(TIF) a través del Servicio Nacional de Sanidad, Calidad e Inocuidad
Agroalimentaria (Senasica). Esto es posible gracias a un procedimiento
meticuloso de inspección y supervisión de rastros y establecimientos
industriales, dedicados a producir, almacenar, sacrificar, procesar y
distribuir todo tipo de cárnicos y sus derivados.
El objetivo del certificado, según
indica el licenciado Sergio Nava, gerente de Promoción de la Asociación
Nacional de Establecimientos TIF (ANETIF), no sólo es aumentar la
cantidad de producción de carne, sino generar valor agregado a la
producción que ya se genera en el país. “No tener esta certificación es
desaprovechar mercados en cadenas de distribución, como los grandes
supermercados. Además, el modelo de calidad hace más accesible el
consumo de productos de calidad a un mayor número de habitantes en el
país”, indica.
La creación del esquema TIF se planteó
como un método para aumentar los estándares de calidad de todos los
tipos de carne, así como para promover la reducción de riesgos de
contaminación de sus productos, a través de la aplicación de sistemas de
inspección por parte del personal capacitado oficial, o autorizado, que
se dedica a este sector.
Desde hace 60 años, ha logrado mantener a
las empresas procesadoras de cárnicos a la vanguardia, debido a que el
sello TIF se ha convertido en requisito indispensable para exportar
productos y subproductos cárnicos. Los beneficios que trae con ella,
según el licenciado Nava, se dirigen tanto al consumidor como a las
empresas procesadoras de carne.
“La certificación TIF trae consigo una
serie de beneficios para el consumidor, quien cuenta con la garantía de
calidad sanitaria con la que fue elaborado el producto. Esto porque se
establece que el alimento está libre de contaminantes, o sustancias que
pudieran dañar la salud. Además, para las empresas que procesan cárnicos
bajo los lineamientos TIF es más fácil movilizar su producción de una
zona a otra del país; sus productos son mejor cotizados en el mercado
interno, además de que tienen la posibilidad de acceder al mercado
internacional, ya que los establecimientos TIF son los únicos elegibles
para exportar productos y subproductos cárnicos mexicanos”, enfatiza el
Gerente de Promoción de la ANETIF.
Vigilancia en la inocuidad
Para que un producto obtenga la
certificación TIF, el Senasica vigila el proceso en su totalidad; desde
las instalaciones, la construcción del establecimiento, la maquinaria,
equipo, indumentaria y enseres que se utilizan. En sus inicios, este
tipo de establecimientos solamente enlataban carne, no obstante, ahora
abarca diversas labores, según la especialidad del producto, por lo que
vigilan todo el proceso: el sacrificio, corte y deshuese, hasta el
almacenamiento y procesamiento de cárnicos.
De los 360 establecimientos que hay en
el país, 122 están dedicados al sacrifico de ganado bovino, porcino,
ovino, caprino y equino, además de aves como pollos y codornices. De
éstos surgen otros establecimientos dedicados al procesamiento y
almacenamiento de productos cárnicos.
Según la Asociación Internacional de
Almacenes Refrigerados (GCCA, por sus siglas en inglés), México cuenta
con 4.07 millones de m³ de almacenes refrigerados destinados a productos
alimenticios, cifra que lo coloca detrás de Brasil, que tiene 5.71
millones de m³ y de Estados Unidos, que cuenta con 107.3 millones de m³,
por lo que la infraestructura de almacenes dedicados a la conservación
de cárnicos aún debe crecer.
Entre las normas de sanidad con las que
cuenta la certificación TIF, resalta la NOM-004-ZOO-1996, que marca los
límites permisibles de residuos tóxicos y procedimientos de muestreo en
grasa, hígado, músculos y riñones de aves, bovinos, caprinos, cérvidos,
equinos, ovinos y porcinos, además de embutidos, y así garantizar que la
carne esté libre de sustancias prohibidas, como el clembuterol o de
cualquier otra.
Esta norma, en conjunto con las
NOM-008-ZOO-1994, la NOM-009-ZOO-1994 y la NOM-033-ZOO-1995, indica los
procesos bajo los cuales debe llevarse a cabo el manejo de cárnicos. En
el caso de la refrigeración, la cantidad de agua y de sustancias de
conservación y aderezos que tenga el paquete de carne que se está
refrigerando debe ser mínima, pues parte de la calidad de la carne
depende de su estado físico, y no se podrá congelar un paquete de carne
que tenga un exceso de aquéllas.
En el caso de las normas que deben
respetar rastros y centros de almacenamiento, la NOM-194-SSA1-2004
Etapas de la Refrigeración Industrial será el esquema a seguir en el
tratamiento de frío de cárnicos. En ella se incluye:
- Proceso de enfriado
- Almacenamiento de enfriado
- Proceso de congelado
Almacenamiento de congelado
Esta regulación comprende
establecimientos que se dediquen a la refrigeración y congelación de
carne de res, cerdo, caballo y conejo, mientras que para la carne de
pollo se lleva un proceso distinto.
En el caso de los productos provenientes
de aves, éstos tendrán que pasar por un proceso de preenfriado, el cual
puede ser en seco o por inmersión, donde la temperatura se mantenga
debajo de los 4 °C.
Sin embargo, todos los productos deberán
pasar por un proceso de control de temperatura, después de la etapa de
sacrificio y antes de llegar al almacén, esto según el Senasica. Para
ello, deberán respetar las siguientes prácticas:
- Las canales de carne deberán lavarse antes de ser introducidos en espacios de enfriamiento, ya sea que éstos sean tanques de congelación, cajas con aislamiento térmico o paquetes de producto
- Todo equipo de enfriamiento por agua debe vaciarse, limpiarse y sanitarse después de cada jornada
- Las instalaciones tienen que contar con aparatos de medición de temperatura en los que se monitoree el rango de calor permitido, según el producto por almacenar
- El hielo a utilizar en los procesos de preenfriamiento deberá ser producido mediante un proveedor que garantice el control microbiológico y fisicoquímico
- Los productos frescos deberán respetar los límites de frío hasta que éstos lleguen a manos del consumidor (ya sea de refrigeración, congelación o refrigeración en seco)
Inversión en infraestructura
La necesidad de frío para los distintos
procesos de producción de carne es evidente. Por ello se ha impulsado el
crecimiento de establecimientos TIF. Según Sergio Nava, “el Senasica,
en 2010, invirtió 176 millones de pesos en beneficio de 3 mil 950
productores de este tipo de establecimientos, con estos recursos se
emprendieron 43 proyectos de infraestructura, que generaron 200 empleos y
beneficiaron a 30 mil productores de cárnicos”.
Es importante recordar que 46 % de la
exportación de carne que se produce en el país, y que se envía a otras
latitudes, proviene de estos establecimientos. La demanda de productos
cárnicos seguirá creciendo y, con ello, la regulación de frío será más
estricta, por lo que los proveedores de servicios logísticos que estén
involucrados en el tema tendrán que crecer sus almacenes de
refrigeración y congelación.
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