La extracción de aluminio es laboriosa
y cara, y su disponibilidad como recurso primario es limitada. A pesar
de ello, en las últimas décadas se ha incrementado su producción y, dada
su amplia utilización, se prevé que esta tendencia continúe. Y es que
su excelente combinación de dureza, maleabilidad y resistencia a la
corrosión hacen del aluminio un material imprescindible en numerosas
aplicaciones, especialmente en el transporte, construcción y como
envase. El aluminio ofrece otra gran ventaja: es 100 % reciclable, sin
pérdida de sus cualidades originales y, además, en el proceso de su
reciclado se emplea un 5% de la energía requerida para la producción
primaria, generando tan sólo un 15% de las emisiones.
Todo
ello explica la utilidad económica de la recuperación y el reciclado
del aluminio, una actividad que crece a medida que se desarrollan
tecnologías de clasificación capaces de mejorar la eficiencia y la
rentabilidad de los procesos de reciclaje. Este es el caso de la
clasificación basada en sensores, que permite conseguir fracciones de
aluminio con purezas del 98-99 %, mediante la separación de las
aleaciones de aluminio de metales pesados con una alta precisión. Como
el precio del aluminio está condicionado por su grado de pureza, una
óptima clasificación resulta crítica para asegurar la mejor y más
rentable salida posible al producto.
Por otra parte, la actividad
recicladora resulta impulsada por las distintas normativas en materia de
reutilización y reciclado, que tienden a fijar tasas cada vez más altas
de reciclaje. En el caso del aluminio, la Comisión Europea, y dentro
del contexto de Economía Circular, propone que antes de fin de 2025 se
recupere para su reciclado el 80 % de aluminio de los envases y antes
del 2030, el 90 % del mismo. Si se quiere cumplir con estos objetivos de
cantidad, pero también de calidad de las fracciones obtenidas, las
tecnologías de clasificación por sensores serán imprescindibles.
Clasificación por sensores: la solución al problema de la mezcla de aluminios
La
chatarra se recoge como producto mixto (colada, extrusión) o separada
hasta un cierto grado. Cuando la separación no es posible, la chatarra
de aluminio mezclada solo puede utilizarse para producir materiales de
baja calidad y reducida funcionalidad. Por eso resulta esencial poder
primero separar las aleaciones para colada de las de extrusión.
Los problemas se presentan cuando la
chatarra mezcla está contaminada con aleaciones de cobre, zinc y
hierro, lo que limita su reutilización en aplicaciones para extrusión.
Por su parte cualquier contaminación con aleaciones de zinc o cobre
impide su reciclaje para colada.
Los principales sistemas de clasificación de la chatarra de aluminio son la separación por flotación o plantas de medios densos y la clasificación basada en sensores (separación en seco). El primero se utiliza para separar metales con densidades diferentes, como, por ejemplo, para separar el aluminio de otros metales no férricos. El sistema de separación por flotación tiene la desventaja de que no permite la separación de aleaciones de aluminio entre sí. Además, el proceso necesita importantes inversiones para su instalación, grandes cantidades de agua y caros aditivos, así como una monitorización constante. Por último, tanto el procedimiento en sí mismo como el tratamiento y gestión de las aguas y lodos generados, suponen un perjuicio medioambiental.
Mucho más eficiente es la clasificación basada en sensores, una tecnología de bajo mantenimiento, que combina alta precisión con gran velocidad de procesamiento y ofrece una amplia lista de ventajas. La primera de ellas es su polivalencia, ya que combinando varios equipos con distintos tipos de sensores se pueden configurar para diferentes tareas de clasificación, pudiendo separar los materiales por densidad mediante rayos X de transmisión y posteriormente por color mediante cámara de color. Su instalación y funcionamiento es flexible y adaptable a distintas tareas y contextos y, por supuesto, no requiere del uso de aditivos, ni implica riesgos de contaminación.
Los principales sistemas de clasificación de la chatarra de aluminio son la separación por flotación o plantas de medios densos y la clasificación basada en sensores (separación en seco). El primero se utiliza para separar metales con densidades diferentes, como, por ejemplo, para separar el aluminio de otros metales no férricos. El sistema de separación por flotación tiene la desventaja de que no permite la separación de aleaciones de aluminio entre sí. Además, el proceso necesita importantes inversiones para su instalación, grandes cantidades de agua y caros aditivos, así como una monitorización constante. Por último, tanto el procedimiento en sí mismo como el tratamiento y gestión de las aguas y lodos generados, suponen un perjuicio medioambiental.
Mucho más eficiente es la clasificación basada en sensores, una tecnología de bajo mantenimiento, que combina alta precisión con gran velocidad de procesamiento y ofrece una amplia lista de ventajas. La primera de ellas es su polivalencia, ya que combinando varios equipos con distintos tipos de sensores se pueden configurar para diferentes tareas de clasificación, pudiendo separar los materiales por densidad mediante rayos X de transmisión y posteriormente por color mediante cámara de color. Su instalación y funcionamiento es flexible y adaptable a distintas tareas y contextos y, por supuesto, no requiere del uso de aditivos, ni implica riesgos de contaminación.
Soluciones de Tomra Sorting para la industria del aluminio
Tomra
Sorting es uno de los principales proveedores de equipos para la
separación de diferentes tipos de chatarras, como la zorba de vehículos
fuera de uso (VFU), de taint tabor o de aluminio laminado y perfiles
extrusionados, latas de bebidas o recortes y taras.
Su sistema X-Tract permite, entre
otras, la clasificación de metales pesados y aleaciones de aluminio con
contenido en metales pesados, obteniendo fracciones de aluminio listo
para fundir, con una pureza del 98-99 %. Con la tecnología de rayos X de
transmisión (XRT), el X-Tract permite separar sustancias según su
densidad atómica, identificando el contenido del material de
clasificación independientemente de su color e impurezas. Los sensores
del sistema Duoline de Tomra, en combinación con la tecnología XRT
garantizan unos resultados óptimos, incluso con la mezcla más variada y
el menor tamaño de grano.
Con esta tecnología se amplían las opciones para el uso de chatarra/aluminio secundario, pues permite recuperar y reutilizar más cantidad de chatarra de aluminio y posibilita, además, la utilización del material secundario obtenido, un recurso que antes se perdía. El sistema X-Tract también es una tecnología rentable: el coste de funcionamiento de los sistemas de clasificación basada en sensores de Tomra supone tan sólo el 20 % de los costes operativos de las plantas de medios densos.
Con esta tecnología se amplían las opciones para el uso de chatarra/aluminio secundario, pues permite recuperar y reutilizar más cantidad de chatarra de aluminio y posibilita, además, la utilización del material secundario obtenido, un recurso que antes se perdía. El sistema X-Tract también es una tecnología rentable: el coste de funcionamiento de los sistemas de clasificación basada en sensores de Tomra supone tan sólo el 20 % de los costes operativos de las plantas de medios densos.
Por otro lado, Tomra Sorting dispone
también de su nueva tecnología LIBS para la clasificación de aluminio,
que permite ampliar las opciones para chatarra y para aluminio
secundario, pues es capaz de separar las distintas series, entre otras,
las series 5000 de la 6000 (5XXX y 6XXX) Se trata de un equipo de alta
capacidad que utiliza un láser dinámico en todo el ancho de la cinta,
induciendo la separación espectroscópica, eliminando los productos no
deseados y consiguiendo además un importante ahorro en consumo de
energía.
La conversión de material rico en aluminio en un producto listo para su uso en el mercado secundario constituye una opción muy atractiva para los recicladores de aluminio, pero solo podrán acceder a esta rentable oportunidad incorporando a sus instalaciones nuevas tecnologías de clasificación.
La conversión de material rico en aluminio en un producto listo para su uso en el mercado secundario constituye una opción muy atractiva para los recicladores de aluminio, pero solo podrán acceder a esta rentable oportunidad incorporando a sus instalaciones nuevas tecnologías de clasificación.
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