Su valor es incalculable porque no existe un material igual
en todo el planeta. «Se ha cruzado con todas las oficinas de patentes de
Europa, América del Norte y Japón y es único», concluyó ayer ilusionado
Israel Gago, uno de los cerebros del equipo investigador de la
Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) que, tras cuatro arduos
años, ha alumbrado un 'superplástico'. «Empezamos a investigar el
termoplástico ABS porque tiene muchas propiedades por sí solo. Está
presente en usos domésticos y es el más extendido en la industria, sobre
todo en la automoción, en salpicaderos, embellecedores...». La
aplicación de grafeno al conocido como plástico de la ingeniería
(Acrionitrilo-Butadieno-Estireno -ABS-) les ha permitido obtener una
versión con más resistencia, tenacidad, elasticidad e incluso con
propiedades bactericidas. «Se tiene que aplicar mucha energía para
romperlo».
El Ministerio de Defensa ya se ha interesado por la patente
porque es la primera con revisión previa (B2) que se concede a nivel
mundial para una versión mejorada del plástico de la ingeniería (ABS).
«Una patente A1 se consigue en tres meses y para la B2 hemos tenido que
esperar dos años; hace una semana nos lo confirmaron». Gago no quiso
ofrecer ayer detalles sobre los trabajos con Defensa porque «es material
clasificado», pero avanzó que el 'superplástico' «tiene muchas
aplicaciones mecánicas».
También tiene potencial sanitario. Podría permitir elaborar
prótesis a la carta con una fórmula idéntica a la genética y la densidad
ósea del paciente para cicatrizar antes y evitar infecciones. Aunque el
científico matizó que todavía «no se ha hecho ninguna experiencia en
esta línea». De momento, una investigación complementaria de la UPCT
sobre este 'superplástico' ha permitido obtener un gel bactericida, que
será presentado a mediados de noviembre en el Centro Universitario de
Defensa de San Javier, con motivo del IV Congreso Nacional de I+D en
Defensa y Seguridad (DESEi+d 2016).
La UPCT es propietaria en exclusiva de todos los derechos
sobre esta tecnología, ya que la institución docente no ha recibido un
euro del Estado; solo ha empleado recursos propios del departamento de
Ingeniería Química y Ambiental y del Servicio de Apoyo a la
Investigación. «Lograr esto ha sido muy difícil», subrayó Israel Gago,
que junto a Gerardo León, Isidro Ibarra y la vicerrectora de
Investigación, Beatriz Miguel, han sido los motores del proyecto.
Precisamente, la vicerrectora resaltó que «esta patente es
muy robusta legalmente y protegerá los derechos de la UPCT en términos
de propiedad intelectual e industrial», frente al ciberespionaje y a
China. «La inmensa mayoría de las patentes sobre tecnologías
relacionadas con el grafeno se solicitan desde China y son de tipo A1.
Esto significa que solo son solicitudes y que no han pasado ningún tipo
de revisión».
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